sábado, 2 de noviembre de 2013

"Malditos bastardos", la noche de los nazis



“Au revoir, Shossana”

“Malditos bastardos” es la séptima película de Quentin Tarantino, director que no necesita presentaciones para que le conozcamos. Cuenta la historia de unos cuantos personajes en, como se encarga de decir el primer capítulo, la Francia ocupada por los nazis. Esta película, junto con “Pulp fiction”, me parece la más redonda de su filmografía, y por ello no me da vergüenza darle el calificativo de obra maestra.

Para hacer un comentario acorde con la magnitud de la obra, haré un pequeño resumen de cada uno de los cinco capítulos que conforman la película:

Capítulo uno, “Érase una vez en la Francia ocupada por los nazis”: Este capítulo podría calificarse perfectamente como lo mejor que ha escrito y dirigido nunca el director de Tennesse. Sirve para que conozcamos a uno de los personajes principales, el carismático y aterrador Coronel Hans Landa. Hay que destacar el uso de la música, la bella fotografía, cada línea de guión interpretada por ese genio llamado Cristoph Waltz, ya sea en francés, alemán o inglés, así como la explicación más aterradora y clara de lo que los judíos significaban para los nazis. Por todo ello, estos magistrales 20 minutos cargados de tensión podrían conformar el mejor capítulo de la película. El coronel Landa va a la granja del señor Lapadite para averiguar si esconde judíos en ella. Tras una larga conversación en la que Lapadite se derrumba y revela su sectreto, los soldados alemanes masacran a todos los escondidos, excepto a la adolescente Shoshanna Dreyfus, que consigue huir

Capítulo dos, “Malditos bastardos”: Aquí conocemos al teniente Aldo Raine y a su escuadra de soldados conocida como “los bastardos” (the basterds), así como el objetivo que tienen en común. Conocemos su forma de actuar al reducir a un conjunto de soldados nazis, y su peculiar forma de marcar a aquellos nazis que pretenden colgar su distintiva chaqueta.


Capítulo tres, “Noche alemana en París”: La fugitiva Shoshanna ha cambiado de identidad y ahora regenta un cine en la capital de Francia. Una noche conoce al célebre soldado Frederick Zoller, famoso por matar a casi 300 enemigos desde un torreón completamente solo y que pronto estrena una película basada en sus hazañas, protagonizada por él mismo y dirigida por el ministro de propaganda Joseph Goebbels. El soldado pronto muestra interés en la chica, y convence al ministro de estrenar la película en su cine para darle más exclusividad. En esa reunión, en la que también está presente Shoshanna, hace acto de presencia Landa como encargado de seguridad del evento, dando lugar a un inesperado reencuentro. Después de la aprobación de Goebbels para el lugar del evento, Shoshanna planea acabar con todos los altos cargos nazis la noche del estreno. es el único capítulo de la película en el que no se habla nada de inglés, sólo francés y alemán.

Capítulo cuatro, “Operación Kino”: El nombre de dicha estratagema orquestada por los americanos, y en la que los bastardos juegan un importante papel,  tiene como objetivo acabar con todos los altos cargos nazis, al igual que pretende Shoshanna, aunque ninguno conoce los planes del otro. La mayoría del capítulo tiene lugar en el sótano de una taberna en la que quedan para ultimar los detalles la agente secreta y conocida actriz Bridget von Hammersmack, el teniente y crítico de cine Archie Hicox y dos militantes de los bastardos. Por desgracia, no todo sale como estaba previsto. Esta escena originalmente era más larga, pero se agradece el corte que realizó la editora Sally Menke para que la escena no resultase pesada y aun así no perdiese ni un ápice de importancia, como explicó el propio director.

Capítulo cinco, “La venganza del rostro gigante” el capítulo con el que culmina la película es el de la noche del estreno y donde todas las historias llegan a su fin, en el que nos encontramos bastantes sorpresas y en el que Tarantino toma una arriesgada (y acertada) decisión separando la historia real de la que se nos cuenta en la película.


En cuanto a los actores, tenemos a  un sobreactuado y burlón Brad Pitt encarnando a un valiente teniente americano, una espectacular Melanie Laurent haciendo de la vengativa Shoshanna y pilar de toda la historia, o Diane Kruger haciendo de la actriz alemana Bridget von Hammersmack que encarna con atino y que nos encandila por su belleza y simpatía. También en papeles más pequeños están Eli Roth haciendo del temible Oso Judío, Daniel Bruhl haciendo del irritante e impertinente soldado Zoller, Michael Fassbender, en uno de sus primeros papeles relevantes haciendo del sofisticado Teniente Hicox o unos esperpénticos Martin Wuttke y Sylvester Groth haciendo de Hitler y Goebbels respectivamente. Sin embargo, el que se llevó todos los aplausos de crítica y público fue un superlativo Christoph Waltz adueñándose de cada plano en el que aparece como el sádico e inteligentísimo Coronel Hans Landa, demostrando, además, un impresionante don de lenguas, imprescindible para encarnar tan original papel.

Respecto al director, me parece que ha hecho una película muy excesiva pero al mismo tiempo mucho más equilibrada de lo que se dice de ella. El uso de la música nunca ha sido mas acertado y brillante que aquí y es capaz de paralizar el tiempo narrativo (el primer capítulo, la escena en la taberna)  que no se veía desde “Hasta que llegó su hora”, de su maestro Sergio Leone.

Por último, recomendar esta obra maestra sin contemplaciones, puesto que me parece que es la que más resalta las virtudes de su director y más minimiza sus defectos, aunque aquí soy incapaz de encontrar ninguno.

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