“Au revoir, Shossana”
“Malditos bastardos” es la séptima película de Quentin
Tarantino, director que no necesita presentaciones para que le conozcamos. Cuenta la historia de unos cuantos personajes en, como se encarga de
decir el primer capítulo, la Francia ocupada por los nazis. Esta película,
junto con “Pulp fiction”, me parece la más redonda de su filmografía, y por
ello no me da vergüenza darle el calificativo de obra maestra.
Para hacer un comentario acorde con la magnitud de la obra, haré un pequeño resumen de cada uno de los cinco capítulos que
conforman la película:
Capítulo uno, “Érase una vez en la Francia
ocupada por los nazis”: Este capítulo podría calificarse perfectamente como lo mejor
que ha escrito y dirigido nunca el director de Tennesse. Sirve para que
conozcamos a uno de los personajes principales, el carismático y aterrador
Coronel Hans Landa. Hay que destacar el uso de la música, la bella fotografía,
cada línea de guión interpretada por ese genio llamado Cristoph Waltz, ya sea
en francés, alemán o inglés, así como la explicación más aterradora y clara de
lo que los judíos significaban para los nazis. Por todo ello, estos magistrales
20 minutos cargados de tensión podrían conformar el mejor capítulo de la
película. El coronel Landa va a la granja del señor Lapadite para averiguar si
esconde judíos en ella. Tras una larga conversación en la que Lapadite se
derrumba y revela su sectreto, los soldados alemanes masacran a todos los
escondidos, excepto a la adolescente Shoshanna Dreyfus, que consigue huir
Capítulo dos, “Malditos bastardos”: Aquí
conocemos al teniente Aldo Raine y a su escuadra de soldados conocida como “los
bastardos” (the basterds), así como el objetivo que tienen en común. Conocemos
su forma de actuar al reducir a un conjunto de soldados nazis, y su peculiar
forma de marcar a aquellos nazis que pretenden colgar su distintiva chaqueta.
Capítulo tres, “Noche alemana en París”: La
fugitiva Shoshanna ha cambiado de identidad y ahora regenta un cine en la
capital de Francia. Una noche conoce al célebre soldado Frederick Zoller, famoso
por matar a casi 300 enemigos desde un torreón completamente solo y que pronto
estrena una película basada en sus hazañas, protagonizada por él mismo y
dirigida por el ministro de propaganda Joseph Goebbels. El soldado pronto
muestra interés en la chica, y convence al ministro de estrenar la película en
su cine para darle más exclusividad. En esa reunión, en la que también está
presente Shoshanna, hace acto de presencia Landa como encargado de seguridad
del evento, dando lugar a un inesperado reencuentro. Después de la aprobación
de Goebbels para el lugar del evento, Shoshanna planea acabar con todos los
altos cargos nazis la noche del estreno. es el único capítulo de la película en el que no se habla nada de inglés, sólo francés y alemán.
Capítulo cuatro, “Operación Kino”: El nombre de
dicha estratagema orquestada por los americanos, y en la que los bastardos
juegan un importante papel, tiene como
objetivo acabar con todos los altos cargos nazis, al igual que pretende
Shoshanna, aunque ninguno conoce los planes del otro. La mayoría del capítulo
tiene lugar en el sótano de una taberna en la que quedan para ultimar los
detalles la agente secreta y conocida actriz Bridget von Hammersmack, el
teniente y crítico de cine Archie Hicox y dos militantes de los bastardos. Por
desgracia, no todo sale como estaba previsto. Esta escena originalmente era más
larga, pero se agradece el corte que realizó la editora Sally Menke para que la
escena no resultase pesada y aun así no perdiese ni un ápice de importancia,
como explicó el propio director.
Capítulo cinco, “La venganza del rostro gigante”
el capítulo con el que culmina la película es el de la noche del estreno y donde
todas las historias llegan a su fin, en el que nos encontramos bastantes
sorpresas y en el que Tarantino toma una arriesgada (y acertada) decisión separando la
historia real de la que se nos cuenta en la película.
En cuanto a los actores, tenemos a un sobreactuado y burlón Brad Pitt encarnando
a un valiente teniente americano, una espectacular Melanie Laurent haciendo de
la vengativa Shoshanna y pilar de toda la historia, o Diane Kruger haciendo de la
actriz alemana Bridget von Hammersmack que encarna con atino y que nos encandila por su
belleza y simpatía. También en papeles más pequeños están Eli Roth haciendo del
temible Oso Judío, Daniel Bruhl haciendo del irritante e impertinente soldado
Zoller, Michael Fassbender, en uno de sus primeros papeles relevantes haciendo
del sofisticado Teniente Hicox o unos
esperpénticos Martin Wuttke y Sylvester Groth haciendo de Hitler y Goebbels
respectivamente. Sin embargo, el que se llevó todos los aplausos de crítica y público fue un superlativo Christoph Waltz adueñándose de cada plano en el que aparece como el sádico e inteligentísimo Coronel Hans Landa, demostrando, además, un impresionante don de lenguas, imprescindible para encarnar tan original papel.
Respecto al director, me parece que ha hecho una película
muy excesiva pero al mismo tiempo mucho más equilibrada de lo que se dice de
ella. El uso de la música nunca ha sido mas acertado y brillante que aquí y es
capaz de paralizar el tiempo narrativo (el primer capítulo, la escena en la taberna) que no se veía desde “Hasta que llegó su hora”,
de su maestro Sergio Leone.
Por último, recomendar esta obra maestra sin
contemplaciones, puesto que me parece que es la que más resalta las virtudes de
su director y más minimiza sus defectos, aunque aquí soy incapaz de encontrar ninguno.
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