jueves, 21 de noviembre de 2013

"The Purge: La noche de las bestias", los ricos también lloran



"Podemos entrar en la casa que queramos, y vamos a querer entrar porque es lo que deseamos en esta hermosa noche"

“The Purge” es la segunda película de James DeMonaco, protagonizada por Ethan Hawke y Lena Headey, ambientada en un futuro próximo en el que los índices de criminalidad y violencia han bajado, y la economía ha experimentado una importante mejora gracias a “La purga”: durante una noche al año, doce horas concretamente, está permitido legalmente cometer cualquier tipo de crimen, de manera que los ciudadanos se desahogan y expulsan sus demonios contenidos los 364 días anteriores.

Podemos estar de acuerdo en que la premisa es tan inverosímil como original y atractiva, lo malo de esta película es que está enfocada como un thriller, lo cual hace que desaproveche un planteamiento tan original que podría haber dado lugar a una fábula moral y perversa como lo es “El show de Truman”.

La película se centra en una familia de clase alta, en la que el padre tiene un elevado estatus económico y social debido a que se dedica al comercio de sistemas de seguridad especializados en la noche de la purga. Precisamente, cuando el evento tiene lugar, la familia se verá sometida a las consecuencias de la violencia de desconocidos que buscan “purificar su alma”, según sus propias palabras, mediante el ejercicio de su derecho a la purga. Hay que recalcar el detalle de que la familia obtenga su fortuna mediante la purga, lo cual no deja de ofrecer una paradójica reflexión.


Cuesta creer que sólo por doce horas en las que todo está permitido, la mayoría de los problemas sociales que caracterizan nuestra actualidad se hayan erradicado casi por completo. Partiendo de la inverosimilitud de este planteamiento, también hay que reconocer que es una idea muy atractiva para ese subgénero de películas distópicas en el que se analiza la sociedad del presente desde la perspectiva de una hipotética futura. Sin embargo, esta premisa es la excusa para un thriller enmarcado en otro subgénero: el de las invasiones en el hogar.

Hay que decir que como thriller funciona muy bien, empezando por unos títulos de crédito que nos muestran cómo se han desarrollado purgas de otros años. Tras un período de unos 15 o 20 minutos dedicados a conocer a los personajes, el resto es una adrenalítica cinta donde todo el tiempo están sucediendo cosas, aunque alguna de ellas cuestionen la credibilidad de la historia, como cuando la madre deja escapar a su hija justo cuando un desconocido ha entrado en la casa, o ese momento “Rambo” de Ethan Hawke en la parte final. También creo que la trama del novio de la hija no aporta nada, nada más que un breve momento de tensión.


Respecto a los actores, lideran un gran Ethan Hawke como padre preocupado de la seguridad familiar. Es un tipo que me cae bastante bien, por lo que me cuesta ser objetivo con su trabajo. También aparece una discreta Lena Headey como esa angustiada madre que ve como todo su mundo se viene abajo en sólo unas pocas horas. Como uno de los representantes de los efectos y consecuencias de la violencia de la purga se encuentra Rhys Wakefield, con un escalofriante rol de desequilibrado que ve en esa noche una oportunidad para dar rienda a sus instintos más primitivos y perversos.

Respecto al director y guionista James DeMonaco, hay que alabar la osadía de su propuesta, un correctísimo entretenimiento del que no puedes apartar la mirada ni un solo momento, pero nos quedamos con las ganas de saber que habrían hecho con esta premisa genios de la talla de Frank Darabont, Terry Gilliam o incluso Rian Johnson.

Sin más, recomendar esta película por su enorme capacidad para entretener, así como para lanzar esa pregunta que todo el que ha visto o ha oído hablar de la película se ha hecho, por lo menos, una vez: ¿tú que harías en la noche de la purga?

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