"Podemos entrar en la casa que queramos, y vamos a querer entrar porque es lo que deseamos en esta hermosa noche"
“The Purge” es la segunda película de James DeMonaco,
protagonizada por Ethan Hawke y Lena Headey, ambientada en un futuro próximo en
el que los índices de criminalidad y violencia han bajado, y la economía ha
experimentado una importante mejora gracias a “La purga”: durante una noche al
año, doce horas concretamente, está permitido legalmente cometer cualquier tipo
de crimen, de manera que los ciudadanos se desahogan y expulsan sus demonios
contenidos los 364 días anteriores.
Podemos estar de acuerdo en que la premisa es tan
inverosímil como original y atractiva, lo malo de esta película es que está
enfocada como un thriller, lo cual hace que desaproveche un planteamiento tan
original que podría haber dado lugar a una fábula moral y perversa como lo es “El
show de Truman”.
La película se centra en una familia de clase alta, en la
que el padre tiene un elevado estatus económico y social debido a que se dedica
al comercio de sistemas de seguridad especializados en la noche de la purga. Precisamente,
cuando el evento tiene lugar, la familia se verá sometida a las consecuencias
de la violencia de desconocidos que buscan “purificar su alma”, según sus
propias palabras, mediante el ejercicio de su derecho a la purga. Hay que recalcar el detalle de que la familia obtenga su
fortuna mediante la purga, lo cual no deja de ofrecer una paradójica reflexión.
Cuesta creer que sólo por doce horas en las que todo está permitido,
la mayoría de los problemas sociales que caracterizan nuestra actualidad se
hayan erradicado casi por completo. Partiendo de la inverosimilitud de este
planteamiento, también hay que reconocer que es una idea muy atractiva para ese
subgénero de películas distópicas en el que se analiza la sociedad del presente
desde la perspectiva de una hipotética futura. Sin embargo, esta premisa es la excusa para
un thriller enmarcado en otro subgénero: el de las invasiones en el hogar.
Hay que decir que como thriller funciona muy bien, empezando
por unos títulos de crédito que nos muestran cómo se han desarrollado purgas de
otros años. Tras un período de unos 15 o 20 minutos dedicados a conocer a los
personajes, el resto es una adrenalítica cinta donde todo el tiempo están sucediendo
cosas, aunque alguna de ellas cuestionen la credibilidad de la historia, como cuando
la madre deja escapar a su hija justo cuando un desconocido ha entrado en la
casa, o ese momento “Rambo” de Ethan Hawke en la parte final. También creo que
la trama del novio de la hija no aporta nada, nada más que un breve momento de tensión.
Respecto a los actores, lideran un gran Ethan Hawke como
padre preocupado de la seguridad familiar. Es un tipo que me cae bastante bien,
por lo que me cuesta ser objetivo con su trabajo. También aparece una discreta Lena Headey como
esa angustiada madre que ve como todo su mundo se viene abajo en sólo unas
pocas horas. Como uno de los representantes de los efectos y consecuencias de
la violencia de la purga se encuentra Rhys Wakefield, con un escalofriante
rol de desequilibrado que ve en esa noche una oportunidad para dar rienda a sus
instintos más primitivos y perversos.
Respecto al director y guionista James DeMonaco, hay que alabar
la osadía de su propuesta, un correctísimo entretenimiento del que no puedes
apartar la mirada ni un solo momento, pero nos quedamos con las ganas de saber
que habrían hecho con esta premisa genios de la talla de Frank Darabont, Terry Gilliam o incluso Rian Johnson.
Sin más, recomendar esta película por su enorme capacidad
para entretener, así como para lanzar esa pregunta que todo el que ha visto o
ha oído hablar de la película se ha hecho, por lo menos, una vez: ¿tú que harías en la noche de la purga?
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