"Prefiero ser antes su puta que tu mujer."
“Titanic” es la séptima película del megalómano director
norteamericano James Cameron. La película cuenta la triste y archiconocida
historia del primer y último viaje del famoso trasatlántico hace más
de 100 años. Una cinta enormemente criticada aún a día de hoy por motivos que
creo conocer pero que no comprendo.
La película tiene dos bloques bien definidos, si nos
atenemos a la historia de 1912, y no a la actual que, a mi parecer, es bastante prescindible, pues solamente sirve para establecer una comparación temporal, y la
película seguiría funcionando sin ella. Como decía, existen dos bloques bien definidos:
- Uno es en el que conocemos a los
personajes y vemos cómo se desarrolla su imposible historia de amor.
- El otro es el del choque del
barco contra el iceberg y su posterior y agonizante hundimiento.
Hay que decir que los dos son igual de buenos e
interesantes, aunque lo que más llamaba la atención de cara al estreno es si
Cameron habría logrado, y de qué manera, trasladar a la gran pantalla las últimas
horas de existencia del Titanic, pero eso lo dejaremos para más adelante.
La historia se centra en dos personajes: Rose DeWitt
Bukater, una joven de rica familia que viaja con su madre, Ruth, y su
prometido, Caledon Hockley, un hombre vanidoso y egoísta pero que aseguraría su
futuro bienestar económico y el de su familia. Una noche, cuando Rose, con la
intención de suicidarse, pretende saltar del barco, Jack Dawson, un muchacho
que ganó un pasaje para el viaje en una partida de póker, la convence para que
no lo haga, y es entonces cuando empieza una intensa historia de amor marcada
por la diferente categoría social de ambos, algo que el entorno de Rose se
encarga de recordar a Jack varias veces a lo largo de la película.
El primer bloque es una típica y tópica historia de amor
entre dos personas de diferente origen social, pero que, en sus diferencias
encuentran las razones que les unen. La mayor parte de la crítica (siendo
suave) que ha recibido la película ha sido por este motivo; sin embargo, se
oyen pocas voces que resalten lo bien definidos que están los personajes, y
cómo rápidamente nos implican en el idilio que están viviendo.
El hundimiento tiene lugar justo cuando la pareja
protagonista acaba de consumar su amor por primera y última vez, cuando un
inesperado bloque de hielo se interpone en la ruta seguida por el Titanic. Aquí James Cameron da lo mejor de sí mismo y demuestra por qué es un
director dotado para el espectáculo y la acción, y también por qué muy merecidamente
se alzó con el oscar al mejor director por su trabajo en esta película. El hundimiento, que ocupa más de una hora de duración, está contado con todo lujo de detalles, los efectos especiales y la
planificación son asombrosos, la sensación de angustia que transmiten todos y cada
uno de los actores según se acerca la tragedia es impresionante y hacen que la
sintamos en nuestras carnes.
En cuanto a los actores, Kate Winslet encarna a la cándida
Rose, logrando que comprendamos que su personaje es infeliz desde el primer
minuto, siendo nominada al oscar por este trabajo. Por otro lado, Leonardo
DiCaprio se convirtió en la megaestrella que es hoy gracias a su interpretación
del tenaz Jack Dawson. Si bien ya tenía unas cuantas películas en las que había
demostrado su calidad en papeles
juveniles, fue a partir de aquí cuando le llovieron ofertas de todos lados, y
si 16 años después sigue siendo estrella y le siguen lloviendo papeles, por algo será.
Como personajes secundarios están Billy Zane interpretando al repelente
Hockley, Frances Fisher interpretando a la desagradable madre de Rose, Kathy
Bates como la pasajera Molly Brown, mostrando que la clase alta también tiene su lado amable, y
David Warner como Spicer Lovejoy, el “hombre para todo” de Hockley que acosa
constantemente a la pareja protagonista, sobre todo a Jack.
Para terminar, habría que acercarse con menos prejuicios a
este sobresaliente filme para disfrutar de un supremo espectáculo que logra que
formes parte de la tripulación del Titanic desde el salón de tu casa (envidio
mucho a los que la han disfrutado en el cine).
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