domingo, 10 de noviembre de 2013

"Un tipo serio", gente no muy corriente



"Yo no he hecho nada"

“Un tipo serio” es la antepenúltima película de los hermanos Coen, en la que se nos cuenta una serie de desventuras protagonizadas por Larry Gopnik, y podríamos decir que es una de las películas más singulares de unos directores que también merecen dicho calificativo.

Larry Gopnik es un profesor de física de instituto al que una serie de acontecimientos casi simultáneos van a trastocar su tranquila y anodina vida: un alumno quiere sobornarle para que le apruebe, su mujer le engaña con un amigo, y su hermano no deja de meterse en problemas con la justicia. Ante todo lo que le sucede, el bueno de Larry Gopnik sufre una importante crisis existencial.

Si hay un adjetivo que describe al protagonista de esta historia es el de bueno. Larry, a pesar de que su vida, tal y como la conocía, se está yendo a pique, intenta sobrellevar como puede todos estos sucesos y los cambios que le producen. También nos hace reflexionar sobre cómo reaccionaríamos si estuviésemos en el lugar del desdichado profesor.


A pesar de todo, y de la entereza con la que hace frente hacia un futuro bastante aciago, sirva como ejemplo las reuniones con el insufrible amante de su mujer, Larry cree que no está actuando correctamente y visita a tres rabinos para que le ayuden en su comprometida situación, pero ninguno le proporciona la ayuda y los consejos que necesita.

Los hermanos Coen dieron otra vuelta de tuerca a su particular universo con una historia bastante más sencilla de lo que puede parecer en un principio, pues se trata de cómo un hombre hace frente a una crisis personal e intenta superarla mediante la fe. Como bien se encargan de señalar en más de una ocasión, la familia de Larry es judía, y la religión parece jugar un importante papel en su forma de actuar, al menos aparentemente.

Respecto a los actores, Michael Stuhlbarg hace del apocado protagonista de esta historia, haciendo suyo un personaje bastante difícil para que resultase creíble, cambiando de registro de un papel muy diferente al que tiene en la serie “Boardwalk Empire”, en la que interpreta al mafioso Arnold Rothstein. En cuanto al resto del reparto, hay que destacar al más detestable de los detestables personajes que pululan en la cinta: Sy Ableman, interpretado con mucho tino y gracia por Fred Melamed, deseando que aparezca en pantalla más tiempo del que lo hace.


En relación a pasajes de la película, hay que subrayar ese magnífico prólogo que funciona como un cortometraje aislado del resto de la historia, pero que según los propios hermanos Coen, sirve para marcar el tono de la misma, en el que el humor y la desgracia se mezclan a partes iguales. También es digno de mención el uso que se hace esa enorme canción de Jefferson Airplane, “Somebody to love”,  y el significado que tiene para la historia del hijo menor de Larry, así como los hilarantes momentos del tío Arthur en el baño.

Otra cosa bastante comentada sobre la película es su ambiguo final, algo que parece haberse convertido en marca propia de los Coen desde "No es país para viejos". Sobre su significado, se pueden interpretar bastantes cosas; en mi opinión, la amenaza de tornado es una clara metáfora de la que se le avecina a Larry por haber aceptado finalmente el soborno, algo que también se traduce en la preocupante llamada del médico a Larry sobre las pruebas a las que se somete al principio de la película.

Para terminar, se agradecen películas de este tipo, tan alejadas de las narraciones convencionales, siendo una virtud lo que muchos calificarían como defecto, resultando una cinta muy agradable y fácil de ver.

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