“Casino Royale” es la vigésimo primera entrega de la saga
del famoso agente del servicio británico James Bond, con status 007, y que
supuso el primer reinicio de la mítica saga que adapta las novelas del escritor
Ian Fleming.
La película cuenta la historia de cómo James Bond adquirió
el status de doble cero, en un maravilloso prólogo en blanco y negro, y una de
sus primeras misiones como agente del MI6, así como por vez primera e inédita,
vemos a un James Bond enamorado, a pesar de la imagen de galán y chulesca que
nos han ofrecido sus veinte entregas previas.
La película es una impresionante película de acción que no
da ni un solo respiro al espectador y que supuso un soplo de aire fresco a una
franquicia que estaba rozando el agotamiento, algo que se pudo ver de manera
muy evidente en la inverosímil “Muere otro día”. El enfoque de la película que
nos ocupa apuesta por un James Bond realista, que sufre, que se lleva muchos
golpes, que no consigue todo a la primera, y que (oh, sorpresa) se enamora.
La cinta cuenta con abundantes y espectaculares escenas que
merecen ser destacadas, entre ellas, el prólogo antes mencionado, la
persecución tras los créditos, la escena en el aeropuerto, la partida de póquer
y el paro cardíaco son algunas secuencias que conforman esta espectacular
película, no una de las mejores de la saga de James Bond (la mejor para un
servidor), sino una de las mejores cintas de acción (pura y dura) de la historia.
Otra de las virtudes es como las escenas de acción antes
mencionadas en el párrafo anterior encajan como un guante dentro de toda la
trama, dándole la misma importancia a los soberbios diálogos que protagoniza
James Bond con Vesper Lynd o con su jefa M, proporcionado un espectacular ritmo
a la película.
En el reparto, destaca el duro, impertérrito y socarrón
Daniel Craig. Mucho se le criticó al actor, siempre antes de ver la película,
porque, atención, era rubio, tenía los ojos azules, medía un metro ochenta y
era muy viejo. Pues el bueno de Craig le calló la boca a más de uno (unos pocos
seguían en sus trece) con una inmejorable interpretación del agente británico,
haciendo creíble cada uno de los golpes que recibe, los chistes que suelta con
increíble naturalidad y la ternura que se le divisa de vez en cuando.
Personalmente, para mí este es el autentico James Bond, y lo ha demostrado
excelentemente en las otras dos siguientes entregas. Le acompañan la
impresionante, en todos los sentidos, Eva Green, haciendo de la agente del
tesoro Vesper Lynd, que le da réplica a Bond, con uno de los personajes
femeninos mejor escritos de la saga. Como el malo de la película se encuentra
el danés Mads Mikkelsen, como el banquero Le Chiffre, Haciendo un gran papel
como ese villano que llora sangre. Como secundarios de lujo se encuentran Judi
Dench, Jeffrey Wright, Giancarlo Giannini y Jesper Christensen.
El director es el neozelandés Martin Campbell, que repite en
la saga tras su aportación con la divertida “GoldenEye”. Campbell ha dirigido
excelentes películas de aventuras como las infravaloradas “Límite vertical” o
“La máscara del zorro”. Aquí se consagra como director de escenas de acción,
como la espectacular persecución de Bond a un fabricante de bombas, logrando
una tensión y una credibilidad dignas de elogio. También hay que resaltar el guión
de Neal Purvis, Robert Wade y Paul Haggis, con diálogos dignos para el
recuerdo.
Por último, decir que es una de las mejores películas de
acción del cine reciente (y no tan reciente) y uno de los reinicios de saga más
justificados y mejor conseguidos de los que se recuerden, con guiños hacia la propia
franquicia tan divertidos como el siguiente diálogo:
- Un martini con vodka
-¿Mezclado o agitado?
-¿Tengo cara de que me importe?
- Un martini con vodka
-¿Mezclado o agitado?
-¿Tengo cara de que me importe?
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