"El caos es el orden por descubrir".
“Enemy” es la penúltima película del director canadiense Denis Villeneuve, aunque la última en estrenarse tras la espléndida“Prisioneros”. A diferencia de esta, “Enemy” es un relato muy minimalista y a veces surrealista, pero también comparte rasgos con la anterior, como su tensísima y desasosegante atmósfera, su capacidad de dejarnos pegados a la butaca, y esa sensación de no saber qué se puede esperar.
“Enemy” cuenta la historia de Adam, un apático profesor de universidad en el que apenas en un par de escenas ya tenemos una imagen de cómo es su estilo de vida: rutinario y aburrido. En una charla con uno de sus colegas de universidad, éste le recomienda que vea una película para que se entretenga. Cuando ve dicha película, Adam observa que uno de los actores es idéntico a él. Tras buscar su identidad en internet, Adam se verá envuelto en una pesadilla en la que nada parece tener mucho sentido.
Tras verla, me recordó muchísimo al tipo de cine que hacía David Lynch, es decir, una historia aparentemente sencilla se retuerce sobre sí
misma, por lo que comienzan a aparecer secuencias oníricas sin aparente sentido
pero que, luego en conjunto, nos darán la clave para entender la historia al
100%. Estas pautas podrían ajustarse a “Carretera perdida” o a “Mullholland
Drive”; lo malo es con “Enemy”, a veces el sinsentido es un fin y no un medio. Durante el desarrollo del metraje de la película se suceden
secuencias, como la perturbadora escena que inicia la película, una en la que
aparecen ciertos híbridos, o el desconcertante final, en las que es casi
imposible otorgarle un sentido lógico a la historia y nos queda la sensación de
que son metáforas. Pero la ambigüedad es tan grande que no sabemos cuál
es el significado que tienen.
La película es una adaptación de “El hombre
duplicado”, novela de 2003 del autor portugués ganador del premio Nobel, José
Saramago. Por lo visto, según he leído en entrevistas, es una adaptación
bastante libre, por lo que no sé si la intención de la novela es la misma de la
película. En mi opinión, el objetivo del director, y eso sí creo que está
bastante conseguido, es poner al espectador en la misma situación de Adam, por
lo cual sentimos la misma paranoia, incomprensión e incredulidad que sufre a lo largo de toda la película. Otro de los logros que se consiguen y que no creo que se
puedan conseguir en la novela, básicamente porque los elementos que se utilizan
para escribir un libro y para hacer una película son bien diferentes, es la
opresiva atmósfera que se desarrolla a lo largo del breve metraje, a lo que
ayudan esos planos aéreos de una agobiante Toronto o esa magnífica y perpetua banda sonora.
Ahora voy a entrar en el terreno del spoiler, así que
abstente de leer si aún no has visto la película. Las interpretaciones que se
pueden extraer de ella son varias y cada una más loca y sin ningún sentido.
¿Son siameses? ¿Son la misma persona con personalidades distintas? ¿Por qué las
novias se parecen tanto y son tan opuestas? ¿Qué significa la bizarra y “shockeante”
escena final? Lo único que me apetece
ahora es leerme la novela de Saramago para saciar mi curiosidad, aunque me temo
que no encontraré respuesta. Si bien creo que se dan pistas para interpretar lo
que uno quiera, no me parecen suficientes, creo que tanta ambigüedad juega en
su contra.
El protagonista es Jake Gyllenhaal, quien ya adelantó en el
preestreno que, a pesar de haber hecho películas bastantes raras, ésta era la
que más lo era con diferencia. Él encarna a Adam, el profesor universitario, y
a Anthony, el actor de segunda al que persigue Adam, aunque luego la cosa se
complique, no sabiendo quién persigue quién. El actor está sobresaliente aguantando
todo el peso de la cinta, con dos personajes que son como el día de la noche. Al
actor le acompañan Sarah Gadon, quien hace de novia embarazada de Adam, y que
se postula como víctima de toda la historia que empieza sólo afectando al
profesor, pero que acabará golpeando de lleno a Anthony. Melanie Laurent es la
atractiva novia de Adam, y su papel es el menos favorecido de todos, ya que
básicamente sale para enseñar carne.
Denis Villeneuve dirigió esta tensísima película justo antes
de la impresionante “Prisioneros”. El director sabe muy bien cómo quiere contar
la historia y se revelas como uno de los grandes cineastas que hay en la
actualidad. Tengo muchísimas ganas de ver “Incendies”, que fue
nominada al oscar y que le dio el empujón a Hollywood. El español Javier Gullón
se encarga del guión de esta intrincadísima historia en la que la ambigüedad y
la atmósfera predominan ante todo.
Por último, aquellos que vayáis a verla estad seguros de que
el rato que vais a pasar, aunque corto, a veces se hace demasiado irrespirable
como para disfrutarlo, y que probablemente os sintáis un poco decepcionados por
la inmensidad de preguntas y la falta de respuestas. Pero a lo mejor la intención es ésa, que no entendamos nada y que lo pasemos fatal. Para gustos, los
colores.
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