"Lo sabe hasta mi tía, ¡Euskadi Amnistía!"
“8 apellidos vascos” es la última película del director Emilio Martínez Lázaro (“Las 13 rosas”, “El otro lado de la cama”) y el último megaéxito del cine español. Es normal que cada vez que preguntemos a alguien sobre esta película nos diga o que ya la ha visto, o que en su cine de cabecera haya unas colas enormes para sacar entradas. De hecho, al que escribe, cuando fue a verla y a comprar las entradas, le dijeron que quedaban cuatro butacas en dos salas. Y los que aún no la hayan visto pensarán que si es para tanto. Pues sólo puedo decir que, a falta de ver “3 bodas de más”, es la mejor comedia que ha salido de nuestra industria en mucho tiempo.
El tráiler no me presagiaba nada bueno: parecía la típica
cinta española que tiraba de tópicos para hacer una comedieta romántica que,
además, tenía por pareja protagonista a un andaluz y a una vasca. Eso es lo
bueno de ir al cine con las expectativas muy bajas, que la sorpresa que te
llevas puede ser casi monumental: hora y media de ritmo endiablado en la que
los diálogos son de una precisión milimétrica y donde las carcajadas se cuentan
por decenas.
La película cuenta la historia de Rafa, un andaluz, que conoce
a Amaia, una vasca a la que sus amigas llevan a Andalucía para que se olvide de
su antigua pareja. Tras un pequeño rifirrafe, Amaia y Rafa se lían y se van a
casa del segundo. A la mañana siguiente, ella no está pero ha dejado olvidado
su bolso, con su móvil y DNI. Rafa, armado de valor y un poco encaprichado de
Amaia, decide subir al País Vasco para devolverle lo olvidado.
No quiero contar más porque es mejor no saber nada. Los que
habéis visto el tráiler, sabréis que Rafa tendrá que hacerse pasar por vasco
para engañar al padre de Amaia. Y aquí os donde pueden entrar los prejuicios:
¿una película de un andaluz que se hace pasar por vasco? ¿Otra vez tirando de tópicos? Decir que sí sería dar
una respuesta muy simplista. Borja Cobeaga y Diego San José, guionistas de la
cinta, tiran de tópicos de los vascos y andaluces, los estiran al máximo, y de
paso, se ríen de unos y de otros, pero también de la visión que podríamos tener
muchos que los vemos desde fuera.
Además, los guionistas tienen la habilidad, la delicadeza y,
al mismo tiempo, la mala de baba de tratar temas a priori tan escabrosos como
la independencia vasca, los movimientos pro etarras y el radicalismo abertzale,
todo ello sin que se nos borre la sonrisa de la cara. Son temas que debido a la
sensibilidad que despiertan no se manejan en nuestra cinematografía tan a
menudo como deberían, y mucho menos en el género de la comedia. Hace ya unos
cuantos años, la excelente “Celda 211” se atrevió a tratar, con un enfoque muy
distinto, el trato que reciben los presos de ETA en las cárceles españolas.
Entre las numerosas escenas a destacar (cuesta anteponer
unas a otras) están la conversación que tiene Rafa y su amigo la mañana
siguiente a la borrachera, el primer trayecto en autobús de Rafa hacia el País
Vasco, la cena con su “suegro”, la estancia en la cárcel o la “manifa”. Estos
son algunos ejemplos
En el reparto destaca un excelente Dani Rovira en su primer
papel para el cine. Se podría decir que la responsabilidad era grande, ya que
encarnar un papel protagónico la primera vez en pantalla podría resultar una difícil
tarea. Para nada. Rovira sale airoso de todas las situaciones y su personaje de
sevillano infiltrado de vasco es el que más carcajadas arranca. Le acompaña Clara Lago, chica por la que el personaje de Rovira pierde la cabeza. Aquí Lago
encarna a Amaia, una vasca de armas
tomar y su papel pude parecer el más discreto. Karra Elejalde como el padre de
Amaia vuelve a salirse, demostrando lo bueno que es en películas cómicas, y
Carmen Machi, que a pesar de no salir mucho, también se luce cada vez que aparece. Y por último, tengo que señalar el excelente trabajo de dos robaescenas de mucho cuidado como lo son Alfonso Sánchez y Alberto López.
Emilio Martínez Lázaro es el director que ha orquestado todo
esto. Ya tenía experiencia en este género, como la exitosa “El otro lado de la
cama” o “La montaña rusa”, que pasó sin pena ni gloria por taquilla. Aunque también
hay que decir que era muy difícil hacerlo mal cuando tienes un guión tan
excelente como el escrito por Borja Cobeaga y Diego San José. No creo que
exagere si digo que el 50% del éxito de la cinta es culpa suya.
Así que por último solo me queda decir que vayáis en cuanto
podáis al cine a ver esta tronchante película que se pasa más rápido de lo que desearíamos.
Y no permitáis que los tópicos no os dejen ver el bosque: retratados aquí salimos
todos. Agur.
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