“Soy flaco pero no soy un cobarde”
“Capitán Phillips”
cuenta la historia real sobre el secuestro de un buque carguero estadounidense
por parte de piratas somalíes en aguas internacionales. Esta situación llegó a
prolongarse durante cinco interminables días hasta que llegó a su fin. La
película es una montaña rusa, con pocos momentos de calma,
interpretada por dos soberbios actores y dirigida con mucho brío por el
inglés Paul Greengrass.
La historia se inicia con
una parte un poco prescindible en la que observamos algunos de los
momentos previos que el protagonista Richard Phillips y su mujer, una fugaz
Catherine Keener, comparten antes de que el primero se eche a la mar. Justo
después viene una secuencia mucho más interesante en la que conocemos a los
piratas y el origen del futuro secuestro. El resto de la primera media hora
sirve para que conozcamos a la tripulación del barco y a su capitán, y cómo
transcurre un día normal dentro del barco. Sin embargo, cuando los piratas
intentan llevar a cabo su plan, es cuando la película nos agarra y no nos
suelta hasta que aparecen los créditos finales.
Hay muchas secuencias ejemplares dentro de la película, pero
si tuviera que quedarme con una sería con el primer intento de secuestro por parte
de los somalíes. La tensión con que se narra la escena, el conocimiento de
(casi) todo el público sobre la historia, la cámara que te lleva de pleno a la
aventura en alta mar, los actores que desaparecen bajo sus personajes… Son
tantos los factores que hacen que nos agarremos a la butaca cuando sabemos lo
que va pasar que sería muy poco amable no alabar semejante trabajo.
El director Paul Greengrass es famoso por el ritmo que
imprime a sus historias y que muchas veces se contagia a la estabilidad de su
cámara. El director es famoso por sus
entregas de la saga del agente Jason Bourne y sus cintas sobre históricos
sucesos como “Domingo sangriento” y
“United 93”. Yo sólo he visto su anterior película, “Green Zone:
Distrito protegido”, entretenida cinta de acción con otro tema muy actual y
polémico: las inexistentes armas de destrucción masiva.
En cuanto a los actores, la película está liderada por un
omnipresente Tom Hanks dando vida al
héroe de esta odisea. Hanks es un reconocido actorazo que, sin ser el típico
galán, ha sabido hacerse hueco como una estrella de primer nivel, que, al fin y
al cabo, es lo que es. La película podrá tener muchas diferencias con lo que
sucedió en la vida real, pero eso no es óbice para negar el gran trabajo que
realiza Hanks a lo largo de toda la película, sosteniendo casi todo el peso de
la misma. Y digo casi porque esta película no sería tan grande si el actor que
hace de su antagonista, el pirata Muse, no estuviese a la altura del actor
norteamericano. Pero lo está, y vaya que si lo está. El actor somalí Barkhad Abdi, que
además debuta en el cine con la cinta que nos ocupa, encarna a uno de esos malos que no son tan malos, con
multitud de matices y que a veces nos hace replantearnos al lado de quién
estamos en esta apasionante historia. Soberbio es el momento que protagoniza
cuando toma el barco y le hace saber a Phillips quién es el capitán en ese
momento. Por estas razones, no me extrañaría ver a ninguno de los dos siendo
nominados a los principales premios cinematográficos de esta temporada.
Hay que resaltar el mérito del director al contar una
historia difícil, muy emocionante, y ocurrida en la vida real, lo cual no
impide que a pesar de conocer el final de la historia nos tenga dos horas y
pico clavando las uñas en las butacas, lo que recuerda a “Argo” en este aspecto.
Por último, mencionar cómo el director no se posiciona a
favor de unos y en contra de otros, puesto que parte de la culpa de la situación de Somalia es responsabilidad de la actitud del gobierno y de los mercados de Estados Unidos, lo cual también es de agradecer dado el maniqueísmo
que impera en una gran cantidad de títulos actuales. Porque, para ser sinceros,
¿quién no cree a Muse cuando contesta a Phillips cuando el primero aclara al segundo sus dudas sobre la manera en que se
gana la vida? “Puede que en América. Puede que en América.”
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