"No es un periodista; es una amenaza contra la seguridad nacional."
El portal de información Wikileaks salió en titulares de
informativos y de periódicos de todo el mundo hace tres años cuando filtró más
de 200000 cables diplomáticos entre el departamento de estado de Estados Unidos
con sus embajadas de todo el mundo. La película cuenta la historia de la
incorporación de Daniel Berg (correcto Daniel Bruhl) a la organización creada y
dirigida por Julian Assange (notable Benedict Cumberbatch).
Respecto al desarrollo argumental y a la estructura, “El
quinto poder” recuerda inevitablemente a “La red social”: la creación de un
imperio informático, amistades rotas por la ambición y el éxito o el temperamento
de sus personajes principales. Julian Assange y Mark Zuckerberg comparten
varias características: son introvertidos, megalómanos, ambiciosos, y un tanto misántropos, puesto que en su camino al éxito no les cuesta dejar a sus
mejores amigos por el camino; sin embargo, mientras que la película de David Fincher es
un film sobresaliente como poco, “El quinto poder” es una mezcla muy rutinaria
de drama y thriller.
En “El quinto poder” conviven dos historias paralelas y
complementarias: la relación de amistad y admiración entre Assange y Berg, y
por otro lado, la creación y consagración del portal Wikileaks como ejemplo y forma de
quinto poder que se explica al final de la película. Pero aunque la cinta es
entretenida y las dos horas de duración no pesan, también es verdad que no hay
nada que destaque en ella o que deje un recuerdo memorable.
El director Bill Condon ha ganado mucha popularidad recientemente por dirigir las dos últimas entregas de la saga “Crepúsculo”, aunque su labor más reconocida es la de guionista de películas como “Dioses y monstruos” (oscar al mejor guión adaptado) o “Chicago”. Aquí hace un buen trabajo al imprimir ritmo en la historia, aunque a veces puede abrumar el exceso de información que se nos muestra en pantalla.
En el apartado actoral, el peculiar personaje de Julian
Assange está encarnado por el gran Benedict Cumberbatch, actor que sale en
todos lados y muy de moda últimamente. Se merece todos los méritos que le
reconozcan, porque ya sea encarnando a la versión moderna del detective creado
por Arthur Conan Doyle o el nuevo malo de la franquicia “Star Trek”, el
británico siempre sale airoso, y si bien es un poco difícil empatizar del todo
con el autodidacta australiano, alguna
que otra vez logra que le comprendamos (la entrevista final), y eso es obra del actor británico. Por
otro lado, encarnando a su, primero, amigo, y después rival Daniel Berg, está
Daniel Bruhl, haciendo una función correcta donde sabe que la atención y el protagonismo recae en su compañero de reparto. También encontramos en papeles muy pequeños a
Laura Linney y Stanley Tucci, que trabajan en el departamento de estado y que se
ven afectados constantemente por las informaciones que filtra el portal de Assange.
En resumen, es una película bastante entretenida que sirve para pasar el rato pero que no
destaca sobre ninguna de la otras películas en cartelera.
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