jueves, 23 de enero de 2014

"Venganza", Liam Neeson como nuevo héroe de acción


"No sé quién es usted ni sé lo que quiere. Si espera cobrar un rescate, le aviso de que no tengo dinero, pero lo que sí tengo es una serie de habilidades concretas, habilidades que he adquirido en mi vida profesional, habilidades que pueden ser una pesadilla para gente como usted. Si suelta a mi hija, todo quedará zanjado, pero si no lo hace, le buscaré, le encontraré y le mataré."

El cine acción es un género que nunca ha parecido contar con el cariño de los críticos, es decir de los entendidos, pero que normalmente es uno de los que más triunfan en taquilla. Sufre el mismo ataque que la comedia moderna, no la clásica, que ésa es intocable (no es un reproche, es una realidad). Si bien el cine de acción parecía haber tocado techo en los 80 siendo el director más representativo John McTiernan, y en estos tiempos estaba de capa caída, hace unos añitos se estrenó “Venganza”, un peliculón que deja sin respiro y que redefinió a Liam Neeson como el héroe de acción del siglo XXI y que, yéndonos al principio del párrafo, consiguió poner de acuerdo a crítica y público, haciendo resurgir el género de acción.

“Venganza” cuenta la historia de Bryan Mills, un ex agente de la CIA que verá como todo su mundo se derrumba cuando escuche, mediante relato telefónico en primera persona, el secuestro de su hija, Kim, y una amiga, a las pocas horas de llegar a París. La banda que la ha secuestrado se dedica a la trata de blancas, y según un consejo de un compañero y amigo suyo, tiene un plazo máximo de 96 horas antes de que se pierda la pista de Kim y no pueda encontrarla jamás.

La película no se detiene en ese escabroso y delicado asunto de la actual esclavitud humana, sino que apuesta por la acción pura y dura, consiguiendo una cinta cuyo ritmo es frenético gracias a logradas persecuciones y las espectaculares peleas que protagoniza un ya talludito pero impresionante Liam Neeson.


Porque él, Liam Neeson/Bryan Mills, es el héroe de nuestra historia. El hombre al que defenderemos a capa y espada durante el escaso metraje de la cinta. Tras oponerse una y otra vez a que su hija viaje sola al extranjero, a pesar de la existencia de su insoportable ex mujer que le acusa de paranoico debido a su antiguo oficio, cede finalmente, para averiguar que en realidad tiene pensado hacer un tour por varias ciudades de Europa para seguir la gira de conciertos de U2. Lo que quiero decir con esto es que es imposible no ponerse de lado de Bryan, que aparte de ejercer como padre responsable debido a la dejadez que tiene la madre de su hija, irá a Paris a rescatar a ésta, mientras la insoportable (¿ya lo he dicho?) madre solloza y suplica que la traiga de vuelta.

Es en París cuando descubrimos que Bryan, a pesar de estar retirado, conserva una excelente energía y forma física, así como una impresionante retahíla de recursos a la hora de engañar, escapar y suplantar identidades. Las desventuras que sufre Bryan con cada pista que encuentra, los líos en que se ve involucrado y su intachable capacidad de manejar la situación provoca el regocijo del espectador que le acompaña en su cruzada.

Si bien la verosimilitud a veces es puesta demasiado en duda, uno tampoco se queja porque sabe muy bien cuál es el producto que está consumiendo. Aquí lo que importa es que Bryan se salga con la suya, y no importa a cuantos delincuentes tenga que matar, cuantos coches e instalaciones tenga que destruir, e incluso a cuantos inocentes tenga que herir. También hay que destacar lo bien rodadas que están las secuencias de acción, ya sean las mencionadas luchas cuerpo a cuerpo o las persecuciones de coches.


Respecto a los intérpretes, hay que mencionar el loable trabajo de Liam Neeson redescubriéndose en un género del que últimamente no se separa, probablemente desde su incursión en esta joyita. Como ex mujer está la insoportablemente atractiva Famke Jansen, y como su hija Kim la espectacular Maggie Grace, a la que, por cierto, cuesta ver como esa niña virginal de 17 años.

Detrás de la producción y del guión se encuentra Luc Besson, pionero del cine de acción en Francia, y metido en una cantidad ingente de títulos enmarcados en este género. El francés Pierre Morel, que realizó poco después otra cinta de acción bastante atractiva pero menor que esta, “Desde París con amor”, es el encargado de la frenética puesta en escena.

Ya he visto tres veces esta película y me sigue entreteniendo como la primera vez. Probablemente, una de las mejores muestras del cine de acción estadounidense en lo que llevamos de década.

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