“Sunnyside es un lugar de amargura y sufrimiento regentado por un malvado oso que, además, huele a fresas.”
"Toy Story 3" es la undécima película de la factoría Pixar y
que supone el cierre de la trilogía cuya primera parte supuso el debut de esta
productora en los largometrajes, siendo a día de hoy un sello de calidad que se
refleja en cada una de sus producciones. En el caso de la entrega que hoy nos
ocupa, había cierto escepticismo ya que una tercera parte podría suponer un
alargamiento innecesario la historia de unos personajes que nos habían regalado
muy buenos momentos. En cambio, Pixar nos regaló la que, en mi opinión, es la
mejor de sus producciones hasta la fecha.
La película comienza con una espectacular secuencia de
acción que recrea una de las muchas aventuras que imagina Andy, el dueño de los
juguetes que pueblan la saga de “Toy Story”. Esta escena supone una declaración
de intenciones, ya que “Toy Story 3” supone un espectacular avance respecto a
sus dos entregas predecesoras.
Andy se ha hecho mayor y dentro de poco irá a la
universidad. Por ello, su madre le dice que guarde todo aquello que quiera
conservar en el desván, y lo restante lo tirarán a la basura. Andy decide
llevarse a Woody consigo, dejando al resto de los juguetes en el desván pero,
debido a una confusión, los juguetes son llevados a la basura. Tras librarse de
acabar destruidos y desencantados con la actitud de Andy a pesar de que Woody
les dice que todo se debe a un error, deciden ir a Sunnyside, una guardería
donde hacer felices a otros niños que sí sepan apreciarlos. Lo que no saben es
que Sunnyside es el infierno de los juguetes, como bien describe uno de los
personajes en la frase que encabeza este post.
Hay lugares que se han hecho míticos en el cine debido al
terror que inspiran, como el Hotel Overlook de “El Resplandor” o Crystal Lake
en “Viernes 13”. Sunnyside podría formar perfectamente parte de esa lista, ya
que a pesar de que se nos presenta como un lugar idílico gracias a ese oso que
huele a fresas llamado Lotso, del que hablaremos más tarde, no tardaremos en
descubrir que es una prisión para sus nuevos habitantes, y de la que es casi imposible
escapar.
Se le pueda acusar de que repite la premisa que desarrolla
los hechos en “Toy Story 2”, pero aquí los temas son muchos más trascendentes, como
si la propia historia fuese consciente de que este es el punto final y, por lo
tanto, hay que darle el empaque que se merece. La amistad, el abandono, la
madurez, el amor y hasta la muerte son algunas de las cuestiones que se tratan
de manera brillante mediante la última aventura de Woddy, Buzz y compañía.
Porque si algo sorprende de esta entrega que, en principio,
está destinada a un público mayoritariamente infantil, son las cotas de madurez
y autoconsciencia que alcanza. Y para hablar de ello me voy a detener en la que
considero la mejor escena de la película, y una de las mejores que he tenido el
placer de disfrutar y sufrir al mismo tiempo en un cine, y esa escena no es
otra que la del vertedero. Tras ayudar al malvado Lotso de una muerte segura,
Woody y el resto de sus amigos le piden que pare el avance de la máquina, pero
éste les abandona. Tras caer a un incinerador, parece que ya no hay una posible
salida y que la aventura acaba ahí. Entonces todos los juguetes se miran unos a
otros, y se dan la mano para vivir su último momento de vida juntos. Asumen la
muerte y la afrontan de cara. Y no dicen nada, ni falta que hace. Woody les mira atónitos, como si no
creyese que todo fuese a acabar ahí, pero tras mirar a Buzz, con una de esas miradas que bien valen un mundo, también le da la
mano. Y juntos esperan su inevitable destino, ofreciendo una impresionante
imagen y gráfica definición de lo que es la verdadera amistad, en la pantalla.
Cuando una película alcanza unas cotas tan altas de humanidad como las descritas en el anterior párrafo, sólo cabe rendirse ante esos genios que comandan Pixar, y que se encargan película tras película de regalarnos más de hora y media de felicidad absoluta. Parece que lo suyo no tiene fin, a pesar de que en vista del exitazo que supuso esta película, tanto a nivel de taquilla como de crítica, pretenden explotar la franquicia de los juguetes con una entrega más. Había prejuicios ante la tercera parte y nos sorprendieron enormemente, así que no nos adelantaremos hasta que se materialice la cuarta, aunque el listón, nunca insuperable, como mucho es igualable.
Así que si algo me queda en el tintero es deciros que la
veáis, si aún no lo habéis hecho ya, un día tan apropiado como el de hoy, porque no os arrepentiréis. Una de las mejores películas que nos ha traído el nuevo milenio, y del anterior, también.
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