"¡Esto es el paraíso!"
"El Niño" es la última película de Daniel Monzón, director de
la magnífica y premiadísima “Celda 211”. La película tiene como marco el
narcotráfico que tiene lugar en el Estrecho de Gibraltar. La gran pregunta que
todos nos hacíamos antes de que se estrenase era si Monzón alcanzaría al nivel
de su película anterior. No sé si será mejor o peor, la palabra adecuada sería diferente, pero Monzón ha vuelto a
entregarnos un producto excelente.
La película desarrolla dos tramas paralelas: por un lado, la
de tres jóvenes que ven en el narcotráfico una manera rápida y fácil de ganar mucho
dinero, y por otro, la investigación de los policías que buscan desenmarañar la
red de drogas que se introduce por el sur de España y que sirve para
“abastecer” a todo el país. Las dos tramas prácticamente ocupan el mismo tiempo
la cinta y ninguna se superpone a la otra. Es tan interesante observar la
facilidad con la que El Niño, el Compi y Halil se hacen autónomos como gomeros
(los que llevan lanchas con fardos llenos de droga de un lado a otro del
Estrecho), y cómo, según se introducen en
este mundo, van descubriendo que no todo es un camino de rosas, como la
investigación policial en el que cada pequeño detalle y cada error que cometan
los tres jóvenes es crucial para que la investigación avance.
También es de agradecer que el director nunca juzgue a sus
personajes, sino que nos deja conocerlos y saber cuáles son sus motivaciones. Esto
explica que, mientras la estaba viendo, en las incursiones que realizan los
gomeros en lancha, no deseaba fervientemente que les pillaran; es más, a veces
incluso me alegraba cuando se salían con la suya. De igual manera, también
quiere uno que los personajes de Tosar, Lennie y Fernández sigan persistiendo y
sigan avanzando pues el espectador también logra empatizar con ellos y desea que triunfen.
Repito, enorme mérito de Monzón y también del coguionista Jorge
Guerricaechevarría.
En cuanto a
secuencias destacadas, hay que mencionar el monumental logro que supone hacer una
película tan ambiciosa con un presupuesto de siete millones de euros, dando la
sensación de que lo invertido es mucho más. Sirva como ejemplo de lo anterior
las impresionantes escenas de las persecuciones en el mar entre helicóptero y
lancha, donde el realismo es la baza que mas juega a su favor, y en las que
Monzón se muestra como un director dotadísimo para la acción.
También hay que destacar como cada personaje, ya sea más secundario
o más principal, tiene sus matices y es tratado con el mismo respeto que
cualquier otro. A esto ayuda las numerosas dosis de humor que pueblan el
relato y que logran hacer a los personajes mucho más identificables. No es que
sea una comedia, ya que también hay numerosas escenas de máximo suspense, como
esa negociación rehenes que tiene lugar cerca del final y de la que es mejor no
contar nada. Sólo mencionar que la tensión que destila dicha secuencia, a pesar
de la corta duración de la misma, se puede llegar a hacer insoportable.
En cuanto al apartado actoral, la película supone el debut
de Jesús Castro, un joven gaditano que fue elegido de un casting de más de 3000
jóvenes y que se erige como cabeza de cartel de la que sea, probablemente, la
película española más importante del verano. Castro solventa de manera muy
correcta su papel y no sería de extrañar que estuviese nominado al mejor actor
revelación en la próxima ceremonia de los Premios Goya, galardón que ya ganó
hace unos años Jesús Carroza, y que, como El Compi, realiza la mejor actuación
de toda la película y que eclipsa a todo aquel que se atreve a compartir plano
con él. El Goya al mejor secundario debería llevar su nombre.
En el lado de los policías, Luis Tosar vuelve a destacar con
un gran papel que no es tan carismático como su mítico Malamadre, pero que confirma que, si los malos se le dan como nadie, en lo de hacer de bueno también sabe un rato. Le
acompañan en papeles más breves otros dos portentos de nuestra cinematografía
como Eduard Fernández y Sergi López, y Bárbara Lennie repitiendo como agente de
la ley tras la serie “Cuenta atrás”. La estrella internacional, Ian McShane,
sale demasiado poco para el bombo que se le ha dado, probablemente haya sido
cosa de la postproducción.
Daniel Monzón coescribe y dirige de nuevo otro estupendo
thriller tras la carcelaria “Celda 211”, y se alza como uno de los mejores
directores que tenemos en ese género que ahora explotamos tan poco aquí como es
el thriller. Con Urbizu, Alberto Rodríguez que pronto estrenará “La isla mínima”,
y Monzón, tenemos talento y cine para rato. En cuanto al guión, si hubiese que
ponerle alguna pega, es ese final un pelín complaciente tras las tensas dos
horas que hemos visto, pero que en parte le da al espectador lo que pide.
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