"¿En qué estas pensando? ¿Cómo te sientes? ¿Qué nos hemos hecho el uno al otro?"
Hay algunos directores, generalmente no muchos, que son
reclamo para los espectadores, y que cuentan con una legión de fieles
seguidores que irán a ver su próxima obra al cine y cuyo estreno suele ser
expectativa de una buena porción de la taquilla de cualquier país. Clint Eastwood, Woody Allen, Pedro
Almodóvar, Alejandro Amenábar, Steven Spielberg, Ridley Scott, Martin Scorsese y
un largo etcétera. Otros que no he mencionado y que son aquellos por los
que servidor siente autentica devoción son Christopher Nolan, Quentin
Tarantino, Paul Thomas Anderson, Steve McQueen y, el que hoy nos ocupa, David
Fincher, con motivo del estreno de “Perdida”.
“Perdida”, película de la que es difícil hablar sin
destriparla, es la adaptación de la novela homónima de Gillian Flynn, autora
también del guión. En ella se cuenta la historia de la desaparición de Amy
Dunne en la mañana del quinto aniversario de su boda. Su marido, Nick, inicia
una mediática campaña para encontrarla, pero observaremos que su comportamiento
es bastante hierático y sospechoso, lo que hará que pronto recaigan sobre él
las sospechas como culpable de lo sucedido a su mujer. Decir que la película
trata de la típica investigación policial sobre una desaparición digna del
telefilme más entretenido que nos podamos encontrar cualquier sábado por la
tarde sería decir muy poco y simplificar demasiado su compleja trama, así que
en los siguientes párrafos se describirá más en profundidad, por lo que si nos
has visto la película, NO SIGAS LEYENDO (SPOILER).
Ahora que podemos hablar sin tapujos, la ultima peli de
Fincher, además de ser un absorbente thriller con investigación policial y que incluye esos giros finales que pueden recordar a “Seven”, “The Game” o “El Club
de la lucha” también es, primero, una sórdida y lúcida recreación de lo que
consiste cualquier relación de pareja, incluyendo el gran paso de confirmación
que es el matrimonio, y, segundo, una brutal sátira de la triste realidad de
los medios de comunicación y su enorme poder sobre sus receptores. Pero vayamos
por partes.
Por un lado, “Perdida” es un relato sobre la historia de
(des)amor de Nick Dunne y Amy Elliot, que vamos conociendo gracias al diario
escrito por la segunda. En dicho diario
descubrimos como se conocieron, se enamoraron y luego dejaron de estarlo. Es
asombroso como Fincher en la dirección y Flynn en el guión nos muestran de una
manera tan simple como eficaz el funcionamiento de la gran mayoría de las
relaciones sentimentales: Nick quiere seducir a Amy intentando disminuir los defectos
al mínimo y potenciar las virtudes al máximo, y una vez que consigue lo que
quiere, muestra que, en realidad, no es tan perfecto como aparentaba; es decir,
miente, cosa que Amy no asimila muy bien.
Por otro lado, el circo mediático que se monta alrededor de
Nick Dunne, debido, en gran parte, a la intensa campaña iniciada por él mismo
para hallar el paradero de su desaparecida esposa, se vuelve en su contra ya
que su actitud no corresponde con lo que la sociedad espera de alguien en una situación así.
Y este escenario es extrapolable a nuestro país: cada vez que ocurre un
suceso criminal que se mediatiza por su gran impacto social, las cadenas nos
inundan con programas que rellenan horas y horas de tertulias con expertos que
no saben nada y que se convierten en jurado, juez y verdugo. Nick pasa de ser
el desconsolado y pobre marido a un tipo sospechoso y, en última instancia, el
malvado asesino de su mujer, todo ello porque, en realidad, es un tipo bastante
taciturno y al que le cuesta ocultar que la llama de su matrimonio se apagó
hace bastante tiempo. El propio Nick le dice a su hermana que le iba a pedir el
divorcio a Amy. En cuanto al famoso debate que se ha creado sobre la misoginia
de la película, dedicaré una entrada aparte.
Respecto a escenas y secuencias destacadas hay una gran
variedad para elegir, pero si tuviese que resaltar algunas podrían ser los
austeros títulos de créditos, la conversación de Nick con su suegra, explicando
por qué actúa como actúa; cuando Nick es consciente del engaño; Amy relatando
su propia desaparición; la última y escabrosa escena de sexo; la conversación
en la ducha o las brillantes y demoledoras secuencias finales que sirven para
redondear la historia, con esa desgarradora conversación entre Nick y su
hermana Go.
El reparto lo encabeza un gran Ben Affleck, siempre
criticado como actor para justificiar el elogio por su labor como director. La verdad es que no
es que vaya a pasar a la historia como uno de los mejores actores, pero aquí
compone un personaje difícil y con muchos matices, ya que a pesar de ser
literalmente un poco capullo (bastantes personajes se lo recuerdan) es muy fácil
empatizar con él. Pero la estrella de la peli es Amy, una grandísima Rosamund
Pike que manipula al espectador, logrando enamorarte casi nada más conocerla
para luego desengañarte. Tanto ella como Fincher y Flynn logran que el personaje
siempre esté presente a lo largo de la primera mitad, cuando su presencia casi
es anecdótica. En este aspecto me recordó mucho a la “Rebecca” de Hitchcock. Las
mejores interpretaciones de las carreras de ambos, y especialmente ella, que
está para que le den el Oscar.
En el plantel de secundarios destacan dos enormes Carrie
Coon y Kim Dickens aportando personalidad, carácter y valentía a dos de los
mejores personajes del relato. Con interpreta a Go, la sarcástica hermana
melliza de Nick, y Dickens, muy alejada del rol que tiene en “Sons of anarchy”,
interpreta a la brillante e inteligente policía encargada de la investigación
Rhonda Boney. También en papeles más breves cumplen con solvencia Neil Patrick
Harris, en su primer papel dramático de envergadura, Tyler Perry y Sela Ward.
David Fincher, encargado de la puesta en escena, vuelve al género que le hizo famoso y nos entrega una fascinante disección sobre la psicopatía y el mal en nuestra
sociedad. El guión de Flynn adapta el libro de manera
magnífica, capturando el espíritu y las sensaciones de la novela, por lo que los que hayas leído el libro podéis estar tranquilos: esta
vez una adaptación está a la altura. Tampoco quiero olvidar la enorme banda
sonora compuesta por Trent Reznor y Atticus Ross, que dotan a una atmósfera ya
de por sí malsana, sordidez y tensión. Su trabajo merece un reconocimiento
especial.
Para finalizar, y aprovechando que la fiesta del cine se
celebra la semana que viene, recomendaros que os acerquéis al cine a disfrutar,
tanto como podáis, la última obra de uno de los mejores cineastas actuales, y
una de las mejores películas que hay en cartelera. Algo huele a podrido en
Missouri.
"¿En qué estas pensando? ¿Cómo te sientes? ¿Qué nos hemos hecho el uno al otro?"
"¿En qué estas pensando? ¿Cómo te sientes? ¿Qué nos hemos hecho el uno al otro?"
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