lunes, 4 de noviembre de 2013

"Titanic", épico hundimiento



"Prefiero ser antes su puta que tu mujer."

“Titanic” es la séptima película del megalómano director norteamericano James Cameron. La película cuenta la triste y archiconocida historia del primer y último viaje del famoso trasatlántico hace más de 100 años. Una cinta enormemente criticada aún a día de hoy por motivos que creo conocer pero que no comprendo.

La película tiene dos bloques bien definidos, si nos atenemos a la historia de 1912, y no a la actual que, a mi parecer, es bastante prescindible, pues solamente sirve para establecer una comparación temporal, y la película seguiría funcionando sin ella. Como decía, existen dos bloques bien definidos:

   - Uno es en el que conocemos a los personajes y  vemos cómo se desarrolla su imposible historia de amor.

    - El otro es el del choque del barco contra el iceberg y su posterior y agonizante hundimiento.

Hay que decir que los dos son igual de buenos e interesantes, aunque lo que más llamaba la atención de cara al estreno es si Cameron habría logrado, y de qué manera, trasladar a la gran pantalla las últimas horas de existencia del Titanic, pero eso lo dejaremos para más adelante.

La historia se centra en dos personajes: Rose DeWitt Bukater, una joven de rica familia que viaja con su madre, Ruth, y su prometido, Caledon Hockley, un hombre vanidoso y egoísta pero que aseguraría su futuro bienestar económico y el de su familia. Una noche, cuando Rose, con la intención de suicidarse, pretende saltar del barco, Jack Dawson, un muchacho que ganó un pasaje para el viaje en una partida de póker, la convence para que no lo haga, y es entonces cuando empieza una intensa historia de amor marcada por la diferente categoría social de ambos, algo que el entorno de Rose se encarga de recordar a Jack varias veces a lo largo de la película.


El primer bloque es una típica y tópica historia de amor entre dos personas de diferente origen social, pero que, en sus diferencias encuentran las razones que les unen. La mayor parte de la crítica (siendo suave) que ha recibido la película ha sido por este motivo; sin embargo, se oyen pocas voces que resalten lo bien definidos que están los personajes, y cómo rápidamente nos implican en el idilio que están viviendo.

El hundimiento tiene lugar justo cuando la pareja protagonista acaba de consumar su amor por primera y última vez, cuando un inesperado bloque de hielo se interpone en la ruta seguida por el Titanic. Aquí James Cameron da lo mejor de sí mismo y demuestra por qué es un director dotado para el espectáculo y la acción, y  también por qué muy merecidamente se alzó con el oscar al mejor director por su trabajo en esta película. El hundimiento, que ocupa más de una hora de duración, está contado con todo lujo de detalles, los efectos especiales y la planificación son asombrosos, la sensación de angustia que transmiten todos y cada uno de los actores según se acerca la tragedia es impresionante y hacen que la sintamos en nuestras carnes.


En cuanto a los actores, Kate Winslet encarna a la cándida Rose, logrando que comprendamos que su personaje es infeliz desde el primer minuto, siendo nominada al oscar por este trabajo. Por otro lado, Leonardo DiCaprio se convirtió en la megaestrella que es hoy gracias a su interpretación del tenaz Jack Dawson. Si bien ya tenía unas cuantas películas en las que había demostrado su  calidad en papeles juveniles, fue a partir de aquí cuando le llovieron ofertas de todos lados, y si 16 años después sigue siendo estrella y le siguen lloviendo papeles, por algo será. Como personajes secundarios están Billy Zane interpretando al repelente Hockley, Frances Fisher interpretando a la desagradable madre de Rose, Kathy Bates como la pasajera Molly Brown, mostrando que la clase alta también tiene su lado amable, y David Warner como Spicer Lovejoy, el “hombre para todo” de Hockley que acosa constantemente a la pareja protagonista, sobre todo a Jack.

Para terminar, habría que acercarse con menos prejuicios a este sobresaliente filme para disfrutar de un supremo espectáculo que logra que formes parte de la tripulación del Titanic desde el salón de tu casa (envidio mucho a los que la han disfrutado en el cine).

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