"Ahora empieza la fiesta."
Apocalipsis. Ese es el título de la última entrega de la
saga de zombis más lucrativa del cine patrio, un canto a la diversión, al
terror y a la adrenalina en estado puro. El estreno de "Rec 4", según su
director, Jaume Balagueró, culmina la aventura empezada hace siete años por él y
por Paco Plaza en un edificio del centro de Barcelona. ¿Es esté es el fin que
merece la saga? Esa pregunta la deberá responder cada espectador, pero en el
caso del que escribe, lo que está claro es que el alma y la diversión que ha
caracterizado a estas películas vuelve más fuerte y con mucho ruido.
Tras el edificio de las dos primeras entregas, y la boda más
mítica y sangrienta que se recuerda en el cine español, “Rec 4” transcurre en
un barco con especiales medidas de seguridad en el que se buscará responder a
la pregunta que se planteó en la primera película: qué es y cómo se puede
detener a la infección que vuelve a la gente zombis con inusitadas ganas de
morder y matar. La película transcurre, en su mayor parte, unos días después
del final de los sucesos ocurridos en las entregas previas, pues recordemos que
los hechos de éstas transcurren al mismo tiempo prácticamente.
Tanto el director como la protagonista, al igual que algún
que otro personaje dice durante en la película, venden la película como una
gran fiesta, y la verdad es que una vez que arranca la autentica acción, tras la infección de unos de los tripulantes,
es una auténtica montaña rusa en el que se busca un todavía más alto, más
grande, más fuerte. La pega es que la acción, con nuestros queridos/odiados
zombis entrando en escena, tarda más de lo
deseable en hacer presencia.
Otro punto a recalcar es el cambio de tono. Las primeras
entregas apostaban claramente por el terror y los sustos, y la puesta en escena
basada en la técnica de found footage
o “metraje encontrado”. En la tercera se siguió con este estilo, pero sólo
durante los veinte primeros minutos, puesto que podría parecer demasiado
forzado. También se decantó mucho más por el humor, consiguiendo frescura y
renovación, y evitando síntomas de agotamiento. Está cuarta, si bien parece que
quiere volver al tono terrorífico de las
primeras entregas, pero abandonando el found
footage definitivamente, aunque hay que decir que no lo consigue. Sin
embargo, se observa que la cinta se
posiciona por la acción adrenalítica pura y dura, no logrando apenas ni un
susto, aunque la tensión y la atmósfera están muy logradas.
En cuanto a secuencias destacadas, hay que mencionar la
introducción, que funciona como homenaje a la primera entrega, la aparición del
“huésped”, el momentazo de la discusión con el mecánico del barco, y todas y
cada una en las que aparece el grandísimo Hector Colomé. También es admirable
la tensión que se palpa en el tramo final y como, aún así, está espléndidamente
aderezada con gotas de humor, algo que ya es una marca de esta saga.
Respecto al apartado actoral, Manuela Velasco vuelve a la
saga que le dio fama y un premio Goya tras el paréntesis de la tercera entrega,
repitiendo el papel de heroína a la fuerza que es desde ya la mítica reportera
Ángela Vidal. Aunque pueda parecer que
vaya a adueñarse de la función, comparte protagonismo y hemoglobina a partes
iguales con Paco Manzanedo y Críspulo Cabezas, haciendo de los militares que la
rescatan del edificio y ahora comparten cuarentena con ella. Hector Colomé
aporta experiencia y saber hacer como el malo, o cara menos amable de la
película, e Ismael Fritschi como contrapunto cómico y fan acérrimo de Ángela.
Jaume Balagueró vuelve a la dirección tras la excelente
“Mientras duermes”, y a la saga zombi que creó junto a Paco Plaza. A pesar de
no ser tan brillante como su anterior trabajo, Balagueró demuestra estar muy
dotado para la acción y para que los zombis resulten más amenazadores y reales, encomiándose
a escenas muy físicas, pero dejando el terror y el miedo a un lado.
Para terminar, “Rec 4” supone un digno cierre de saga,
aunque si quieren, tanto sus creadores como otros directores ajenos, siempre
podrían volver a ella, pero esperemos que no, puesto tras cuatro entretenidísimas
entregas, se nota cierto agotamiento. Eso sí, si queréis pasar un buen rato con
zombis a la española, esta es vuestra película.
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